
La tormenta se esperaba más temprano y de hecho el Servicio Meterológico Nacional había emitido un alerta meteorológico, que advertía sobre ocasional caída de granizo.
El fenómeno llegó al cabo de una jornada que hasta entonces había estado caracterizada por un calor digno del verano, que llegó a superar los 30 grados de sensación térmica a las 16.49.
La caída más fuerte de piedras de hielo fue en la zona Norte del Gran Buenos Aires y afectó especialmente –además de Vicente López– el partido de San Isidro, los alrededores de la avenida General Paz y Panamericana.
En esos puntos hubo trozos de hielo de entre 4 y 5 centímetros de diámetro que produjeron roturas de vidrios, claraboyas y ópticas de automóviles. Algunos testigos hablaron de piedras del tamaño de "pelotas de golf" y otros hicieron la comparación con pelotas de tenis.

Otros municipios afectados fueron San Martín, San Fernando, San Miguel y otros tan distantes de la Capital como Luján, General Rodríguez y Navarro.
La situación afectó el tránsito en buena parte del Conurbano y hubo un alerta emitido por la Dirección General Vial, que exhortó a los automovilistas que estaban en autopistas y rutas a no detenerse debajo de los puentes, ya que esto puede generar accidentes.
Desde la zona Norte el fenómeno se extendió a una gran cantidad de barrios de la Ciudad de Buenos Aires. En Belgrano, Palermo, Caballito, Villa Crespo, Boedo y Colegiales cayeron fuertes lluvias, precedidas de rayos.
A las 20.15 ya no caía más granizo en ningún lugar, aunque el Servicio Meterológico mantenía el alerta en su página de Internet. Es que en menos de 30 minutos habían caído unos 15 milímetros de agua en algunas zonas de la Capital y el Conurbano.

El fenómeno se dio al cabo de un día sorprendente de calor y humedad, para disfrute de muchos que en la Capital y el Gran Buenos Aires se lanzaron a los parques de la Ciudad para tomar sol.
Esta situación de calor con humedad e inestabilidad no es nueva: el año pasado, a un mes del comienzo del invierno, la Ciudad y buena parte del país tuvieron temperaturas que superaron los 28 grados. Héctor Ciappesoni, director del Servicio Meteorológico le dijo a Clarín que "en las épocas de transición como el otoño o la primavera, el calentamiento que provoca nubes de lluvia, es mayor, pero también los fenómenos son más dispersos, por lo que puede llover en un punto y, en similares condiciones, muy cerca, no".
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