El temido 2012 de la película de Hollywood está aquí, y muchos se preguntan:
¿Qué sucederá pronto? David Morrison, científico espacial de la NASA, asegura
que ningún planeta Nibiru impactará la Tierra el 21 de diciembre de 2012, tal
como se asegura en centenares de documentos escritos por los profetas de la
Nueva Era.1 Donald Yeomans, del Jet
Propulsion Laboratory de la NASA, asegura que él no acumulará alimentos
para sobrevivir el 2012 porque nada que perturbe la marcha del planeta sucederá
este año. Ningún planeta Nibiru la impactará ni se invertirán los polos
magnéticos de la tierra, según palabras del científico.2
A pesar de las declaraciones autorizadas de los científicos, en los últimos
años se han multiplicado por decenas los autores que aseguran que el 21 de
diciembre del 2012 será la fecha de la gran catástrofe esperada. El apocalipsis
anunciado en las profecías bíblicas se cumplirá cuando el calendario maya de la
cuenta larga llegue a su fin. Eso dicen los profetas del desastre, animados por
las filosofías de la Nueva Era.
Muchos nos preguntamos: ¿Existe alguna base bíblica para esperar el fin del
mundo en el cercano diciembre de 2012?
Tal como sucede con nosotros ahora, los discípulos de Jesús estaban deseosos
de saber cuándo ocurriría el fin del mundo; por ello le preguntaron: “¿Cuándo
serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?” (S.
Mateo 24:3). Sorprende que Jesús no haya dado en su respuesta una fecha clara
para el fin, pero sí aseguró que muchos serían engañados con respecto a este
acontecimiento. Él dijo: “Mirad que nadie os engañe” (S. Mateo 24:4).
Preocupado por el interés muy humano de querer conocer la fecha de ese
acontecimiento, alertó a sus seguidores contra la tentación de ponerle fechas al
fin del mundo. Por ello, en Mateo 24:36 dijo claramente: “Pero del día y la hora
nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino solo mi Padre”. Esa
afirmación de Jesús debería ser suficiente como para dejar de especular sobre
fechas específicas para el fin.
Si, de acuerdo a las palabras de Jesús, nadie sabe la fecha del fin del
mundo, no deja de sorprendernos que investigadores de la cultura maya nos
inquieten con el 21 de diciembre de 2012. En esa cercana fecha se dice que la
Tierra y el Sol se alinearán con el ecuador galáctico, lo que desencadenará
grandes catástrofes que podrían terminar con nuestra civilización. Pero darle
mayor credibilidad a interpretaciones antojadizas del calendario maya por encima
de la autoridad de la Palabra de Dios es una desproporción. El calendario maya
de la cuenta larga termina en esa fecha, pero tal como sucede con nuestro
calendario cuando llega el 31 de diciembre, para aquella civilización al día
siguiente comenzaría un nuevo calendario y la vida continuaría. No existe razón
alguna para creer que tanto los mayas como la Biblia pronosticaron el fin del
mundo para diciembre de 2012.
El fin del mundo será un acontecimiento cuya fecha nadie puede predecir según
palabras de Jesús, por ello nos dice en el Evangelio: “Velad, pues, porque no
sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. Pero sabed esto, que si el padre de
familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría
minar su casa. Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del
Hombre vendrá a la hora que no pensáis” (S. Mateo 24:42-44).
Esta última declaración de Jesús nos enseña dos cosas importantes: (1) Jesús
relacionó el fin del mundo con su segunda venida, y (2) quienes anuncian fechas
para el fin apoyados en calendarios mayas o en las oscuras profecías de
Nostradamus son engañadores. La segunda venida de Jesús y el fin del mundo serán
una realidad solo cuando se cumpla la fecha en el calendario del Padre. Y eso
solo él lo sabe. Vivir una vida consecuente con el evangelio es la mejor
preparación para estar listos para el fin y el segundo regreso de Jesús.
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